En el sur caminatas circundantes a orillas de la playa dan la idea de estar en otro lugar. El viento seco el cual te da mucha mucha mucha sed dan ganas de beber todo el magallanes. Algunas veces pasear por esos lados dan la impresión de que somos entes acompañando a cuanto ser
vivo pasó por ahí ¿fantasmas? ( mejor no, tengo miedo). Y el sol aparece como a las 5 de la mañana dando el aspecto de un verano eterno, el café espumoso gusto a cebada preparado para desgustar el paladar de quien se dispone a iniciar una aventura con dirección a la mitad del fin del mundo.Esos atardeceres en el bosque y las idas en bicicletas, todo todo con olor almendras ¡excelente! es un día perfecto para recorrer y visitar el fuerte bulnes. Entonces te detienes, respiras y al lado izquierdo entre las aguas vez algo asomarce esconderce asomarce esconderce y desaparece. Te asustas por un minuto y vuelve denuevo el destello de aquel mareado sube baja de la marea. Y derepente mientras el sol daba la bienvenida para un nuevo día, aparece frente a tus ojos un ser que carcome tu interior, tus pensamientos y nada a la misma velocidad en que tu corazón palpita en unos segundos. Respiras ondo, te das cuenta de que no estas sola estas acompañado y alegre te acercas cerca de la orilla para ver aquel espectáculo de colores fluorescentes. Y al llegar, una tonina rosada cuyos ojos vidriosos saben el frío del estrecho largo camino que debe recorrer, se detiene para ser tu mejor amiga. Es que algo tan sencillo es capaz de hacerte sentir tan bakán que dan ganas de volver una y otra y otra y otra vez al mismo lugar. Cada amanecer iba a visitarla, derepente pensé que se iban turnando para poder hablarme y sentir mis manos en sus pancitas morosas y calientitas, pero pensé que siempre era la misma.... mentira.
Se nota que pasó mucho el tiempo mientras se visita a una criatura como esta, por que llego el momento del adiós. La temporada de primavera había terminado y cada una debía volver al principio de esto.Por que no había una sola tonina rosada, sino que existía un mar de estas. Habían colapsado el sistema natural, no importa. El regreso, tan solo una se quedó, el resto se despidió de mi en un sin fin. Y fue la misma que me dio dijo pronunció escucho lamentó alegró insitió aguantó creó cada lenguaje propio de aquella infancia. estaban todas unidas a ella. Siempre se quedaron allí, siempre esperan. no es el fin.
